jueves, 11 de octubre de 2012

miércoles, 10 de octubre de 2012

Nuestro Fin: La Bienaventuranza en Dios


La doctrina cristiana nos enseña que Dios es infinitamente Perfecto y Bienaventurado en sí mismo, y por esa perfección quiso no dejar solo para sí mismo esa Bienaventuranza y decidió compartirla creándonos y criándonos por Caridad, por puro Amor y así hacernos partícipes de la Bienaventuranza de su Vida Divina, colocándonos por tanto Amor en el Paraíso.
Pero el Hombre Pecó, rechazó el estado de Justicia Original, Cayó. Se cerraron las Puertas del Paraíso, porque el Hombre no quiso el Paraíso. De el estado de Justicia Original, caímos al estado de Pecado, con el Pecado original, por eso nacemos en el estado de Pecado Original.
Pero ¡oh! ¡Que Dios es infinitamente bueno! Y en su infinita bondad mandó en la Plenitud de los Tiempos a su Hijo como Redentor, como nuestro Salvador, para levantarnos del Pecado, para re-hacer la Creación, llamándonos a Su Iglesia a la que entramos regenerándonos con el Bautismo, haciéndonos Hijos suyos de adopción por Obra del espíritu santo y herederos de su Eterna Bienaventuranza (cf. Jn. 1,1-14).
Así, nuestro último fin es la Eterna Bienaventuranza en Dios, a la que llegaremos amando y sirviendo a Dios que nos ha dado de gratis por medio de Jesucristo la Redención y Salvación. Pero ¿Cómo amar y Servir a Dios?. La respuesta es sencilla: Debemos Conocer a Dios, conocer a Jesucristo y su Doctrina, encontrarnos con el Verdadero hijo de Dios en los Evangelios, en la Doctrina cristiana, en el Altar del Santo Sacrificio de la Misa, en el obrar diario, en el Sagrario y en lo íntimo de nuestro corazón. Para no cometer el error de creer que encontramos a Dios y no es Dios, para estar seguros de encontrarnos con Dios, debemos pues conocer la Fe que nos entrego su Hijo y ponerla por Obra: debemos hacer nuestros, encarnar como dice el Santo padre los elementos de la Doctrina cristiana: el dogma, la moral, los medios de salvación y la oración. Si no conocemos, si no encarnamos en nuestra vida esto, no podemos amar a Dios correctamente (cf. Santiago 2,14-26). El conocer significa entrañar, encarnar, hacer de nuestra esencia algo, ser parte de ese algo y ese algo parte nuestra. Conocer la doctrina cristiana y obrar conforme a ella, es conocer a Jesucristo, es tener Fe y Mostrarla por las Obras, por el obrar, por el actuar como cristianos, por amor y agradecimiento a Dios, que nos creó por Puro Amor, por Caridad, y que al caer, inmediatamente dispuso para Nosotros la Salvación diciendo ala serpiente: pondré enemistad entre tí y la Mujer, tu le morderás el calcañal, pero Ella con su Hijos Jesucristo te aplastará la cabeza.
¡Oh! Cuanto Amor por el Hombre, que aun después de Caído, te encarnaste como el caído, para levantarlo con el Mas Grande Amor Jamás visto, Dando la Vida el Creador Por la Criatura! Pero ¡Desfallece de agradecimiento y acepta la Bienaventuranza! No contento aún, de hacerse Hombre, de sufrir y morir por nosotros, ¡Se quedó con nosotros, en el Santo Sacrificio, agradable a Dios, profetizado por Malaquías (ver Mal 1,11)!, pero aun más, después de alimentarnos y de aplicarnos la redención en la Santa Misa, se queda ¡Día y Noche en el Sagrario esperándonos! ¿Qué más necesitamos para aceptar la Redención, para aceptar su Bienaventuranza, para convencernos de que nos Ama?

miércoles, 26 de septiembre de 2012

Acercándonos al Año de la Fe


Acercándonos ya al inicio del Año de la Fe, es necesario seguir las directrices del Santo Padre, para hacer de nuestra Fe, encarnación viva en nuestro corazón y nuestro actuar, el como Buen pastor nos ha marcado el camino para este años: El catecismo, Los documentos del Concilio vividos correctamente, la celebración Del Santo Sacrificio y la Vida Sacramental. Como parte de las reflexiones catequéticas para este año, que compartiré con mi parroquia de San Diego de Alcalá, preparé con mucho cariño un documento en PDF con el Compendio del Catecismo del Papa Benedicto XVI con una dedicatoria especial, para que aprendamos ser buenas ovejas que escuchan y caminan tras su buen Pastor:
Sé una buena oveja, la buena oveja conoce a su Buen Pastor perfectamente, como el Pastor conoce al Padre y se lo da a conocer a la buena oveja y no confunde a los lobos con El. La buena oveja se deja conducir, y no confunde la voz del lobo con la del Pastor, las ovejas que no lo conocen, son de otros rediles, que no conocen al Buen Pastor, pero que El las traerá porque son de El aunque estén en otros corrales. La oveja que no conoce al Buen Pastor no lo Ama, ama lo que piensa que es el Buen Pastor, pero cuando conozca, amará y habrá un solo redil formado por el Buen Pastor. Y ese redil recobra la vida por la vida dada por su Buen Pastor, el da la vida, nadie se la quita y la recobra, agradando mucho al Padre por el Amor del Hijo, enseñando a Amar con verdadero Amor.” (Cofr Jn 10,11-18).
El Compendio del Catecismo en PDF se puede descargar de Aquí.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

El Año de la Fe

El 11 de octubre de 2011 el Santo Padre Benedicto XVI, convocó en Roma, una Carta Apostólica en forma de Motu Propio convocando al Año de la Fe, la carta Porta Fidei – La Puerta de la Fe, donde nos dice “la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del encuentro con Cristo”(1), que es algo esencial en su ministerio como sucesor de el Apóstol San Pedro, y nos muestra algunas claves para vivir la Fe cuando nos dice que “debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos”(1), claramente aludiendo a una vida sacramental y catequística, viviendo la predicación viva en el Santo Sacrificio de la Misa, en las distintas catequesis, en la Lectio Divina, en las Misiones con la Nueva evangelización y la Misión Continental y alimentándonos de el sacramento de la Eucaristía, y si hacemos eso, también por consiguiente, por ser necesario, de la reconciliación constante y en crecimiento espiritual, es decir, no tener en segundos términos la visita al confesionario. Esto en parte responde a la pregunta que nos hace en la carta, la misma de los tiempos de nuestro Señor Jesucristo: ¿Qué tenemos que hacer para realizar la voluntad de Dios?: tenemos que creer en Jesucristo enviado del Padre, y creer implica conocerle, conocer sus enseñanzas, su doctrina, nadie cree en lo que no conoce. Por ese motivo, el Santo Padre a convocado al Año de la Fe, que iniciará el 11 de octubre de 2012, es decir estamos a vísperas de su comienzo, en el aniversario de la apertura del Concilio Vaticano II y finalizará en la solemnidad de Cristo Rey el 24 de noviembre de 2013, cumpliéndose también 20 años del Catecismo de la Iglesia Católica (2) y teniendo cumplidos 7 el Compendio del Catecismo De la Iglesia Católica (3). Con el Año de la Fe, se nos invita a una auténtica Conversión a Cristo y a llenarnos de su Amor para poder llevar el Evangelio, para ir y enseñar lo que nos ha mandado. Por esto, el Año de la fe se centrará en la vida Sacramental, en la celebración del misterio cristiano, en el Santo Sacrificio de la Misa y en la catequesis, poniendo atención al Catecismo y a redescubrir los documentos Conciliares, con una hermenéutica en continuidad con la Tradición, y en el magisterio vivo de la Iglesia de Cristo. Esto hará que vivamos dando testimonio de cristo en Fe, Esperanza y Caridad., Siendo la Caridad, quien testificará nuestra Fe, siendo entonces una Fe viva. ¿Qué nos toca hacer entonces?, esta es la pregunta, que en parte se responde al estar centrado el año en el catecismo, en la vida sacramental y en los documentos conciliares: vivamos en nuestra Parroquia, conforme a lo anhelado por nuestro Obispo, fiel heredero de la Tradición Apostólica, que ha centrado las esperanzas en la gran espiritualidad de esta Parroquia de San Diego de Alcalá, para llevar a cabo el Plan Pastoral, para que cristo sea el centro y vida de todas las familias, y que seamos todos un solo cuerpo, una sola alma, con nuestro Párroco, con nuestro Obispo de la Diócesis de Texcoco, Con nuestro Santo Padre, haciendo con amor y preparación, lo que podamos y el Espíritu Santo nos indique, en las Distintas dimensiones: Profética, Litúrgica y Social, teniendo de cabecera, las Sagradas Escrituras, El Catecismo y los Documentos Conciliares y de ser posible, las homilías de el Apóstol que Dios y Nuestra Madre Santísima han querido para nuestra Diócesis, Monseñor, Juan Manuel Mancilla Sánchez. Que Nuestro Señor Jesucristo, bendiga el Año de la Fe, y que nuestra Madre santísima nos ayude a caminar en ella en nuestra Parroquia de San Diego, a la Luz del Espíritu Santo. San Diego de Alcalá, ruega por nosotros.