El
11 de octubre de 2011 el Santo Padre Benedicto XVI, convocó en Roma,
una Carta Apostólica en forma de Motu Propio convocando al Año de
la Fe, la carta Porta Fidei – La Puerta de la Fe, donde nos dice
“la
exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera
cada vez más clara la alegría y el entusiasmo renovado del
encuentro con Cristo”(1), que es algo esencial
en su ministerio como sucesor de el Apóstol San Pedro, y nos muestra
algunas claves para vivir la Fe cuando nos dice que “debemos
descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios,
transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido
como sustento a todos los que son sus discípulos”(1),
claramente aludiendo a una vida sacramental y catequística, viviendo
la predicación viva en el Santo Sacrificio de la Misa, en las
distintas catequesis, en la Lectio Divina, en las Misiones con la
Nueva evangelización y la Misión Continental y alimentándonos de
el sacramento de la Eucaristía, y si hacemos eso, también por
consiguiente, por ser necesario, de la reconciliación constante y en
crecimiento espiritual, es decir, no tener en segundos términos la
visita al confesionario. Esto en parte responde a la pregunta que nos
hace en la carta, la misma de los tiempos de nuestro Señor
Jesucristo: ¿Qué tenemos que hacer para realizar la voluntad de
Dios?: tenemos que creer en Jesucristo enviado del Padre, y creer
implica conocerle, conocer sus enseñanzas, su doctrina, nadie cree
en lo que no conoce. Por ese motivo, el Santo Padre a convocado al
Año de la Fe, que iniciará el 11 de octubre de 2012, es decir
estamos a vísperas de su comienzo, en el aniversario de la apertura
del Concilio Vaticano II y finalizará en la solemnidad de Cristo Rey
el
24 de noviembre de 2013, cumpliéndose también 20 años del
Catecismo de la Iglesia Católica (2) y teniendo cumplidos 7 el
Compendio del Catecismo De la Iglesia Católica (3). Con el Año de
la Fe, se nos invita a una auténtica Conversión a Cristo y a
llenarnos de su Amor para poder llevar el Evangelio, para ir y
enseñar lo que nos ha mandado. Por esto, el Año de la fe se
centrará en la vida Sacramental, en la celebración del misterio
cristiano, en el Santo Sacrificio de la Misa y en la catequesis,
poniendo atención al Catecismo y a redescubrir los documentos
Conciliares, con una hermenéutica en continuidad con la Tradición,
y en el magisterio vivo de la Iglesia de Cristo. Esto hará que
vivamos dando testimonio de cristo en Fe, Esperanza y Caridad.,
Siendo la Caridad, quien testificará nuestra Fe, siendo entonces una
Fe viva. ¿Qué nos toca hacer entonces?, esta es la pregunta, que en
parte se responde al estar centrado el año en el catecismo, en la
vida sacramental y en los documentos conciliares: vivamos en nuestra
Parroquia, conforme a lo anhelado por nuestro Obispo, fiel heredero
de la Tradición Apostólica, que ha centrado las esperanzas en la
gran espiritualidad de esta Parroquia de San Diego de Alcalá, para
llevar a cabo el Plan Pastoral, para que cristo sea el centro y vida
de todas las familias, y que seamos todos un solo cuerpo, una sola
alma, con nuestro Párroco, con nuestro Obispo de la Diócesis de
Texcoco, Con nuestro Santo Padre, haciendo con amor y preparación,
lo que podamos y el Espíritu Santo nos indique, en las Distintas
dimensiones: Profética, Litúrgica y Social, teniendo de cabecera,
las Sagradas Escrituras, El Catecismo y los Documentos Conciliares y
de ser posible, las homilías de el Apóstol que Dios y Nuestra Madre
Santísima han querido para nuestra Diócesis, Monseñor, Juan Manuel
Mancilla Sánchez. Que Nuestro Señor Jesucristo, bendiga el Año de
la Fe, y que nuestra Madre santísima nos ayude a caminar en ella en
nuestra Parroquia de San Diego, a la Luz del Espíritu Santo. San
Diego de Alcalá, ruega por nosotros.